jueves, 8 de agosto de 2013

OTRO DEFECTO DE CARACTER

LA PEREZA
La pereza es un defecto que, al igual que todos los demás, produce síntomas muy dolorosos. Sabemos que un defecto es producido por un instinto “descoyuntado”, cuyo generador es el miedo a que no nos toque lo que necesitamos o queremos. La pereza es un miedo atroz a enfrentar la más leve responsabilidad, miedo a todo lo que implica vivir.
Desde la noche yo ya tengo “terror” de enfrentar el día siguiente con todo lo que eso trae consigo, problemas reales o la mayoría de las veces imaginarios, pero miedo al fin. Es por eso que a un perezoso le cuesta mucho trabajo levantarse.
Cuando todo alrededor es vida y se genera actividad, tal parece que yo llevo la muerte a cuestas, cargando un desgano constante y luego ese sufrimiento que me produce la apatía, aunado a los terribles sentimientos de culpa por no actuar, por dejar para después todo lo que pude hacer hoy. Es un defecto que a mí me trae mucha frustración debido a que siempre tengo grandes proyectos y muy pocas ganas de realizarlos; esto me ocasiona un desprecio infinito hacia mi persona porque cuando descubro lo inútil que ha sido mi existencia hay algo que me grita a cada momento que yo no sirvo para nada. Es más, incluso hay ocasiones en que procuro no apapachar los resentimientos o deseos de venganza debido a la gran descarga emocional, física y mental que esto me produce; así que por comodidad y para evitar toda fatiga, trasciendo lo más rápido posible los resentimientos para no esforzarme tanto.
Lo real es que yo no puedo estar sin actividad, ya que soy presa muy fácil para la depresión, no puedo ni disfrutar una siesta sin estar sintiendo ese aguijón que me produce la culpa de sentir que yo no debo descansar.
La única manera que yo he aprendido para limar este defecto, ha sido a través de la acción en el servicio; el aceptar por primera vez en mi existencia, lo que implica tener una responsabilidad en mi grupo y de ahí a todos los campos que abarcan mi vida: el trabajo, la casa, etc.
Procuro apoyar todos los servicios que requieren no sólo de actividad física, sino que me mantengan pensando cosas positivas, porque tengo también una mente muy ociosa. Por eso necesito estar pensando en otros y maquinando la manera de servirles mejor, por mera necesidad de sentir por primera vez que soy útil a los demás y a mi misma. Es la única forma en que yo puedo decir que he recobrado la autoestima perdida.
Es un lujo echarnos a dormir cuando hay tanto que hacer por dos cosas:
- Porque a veces de mi acción depende la llegada de un nuevo que pudiera salvar su vida.
- Porque si me quedo quieta, yo perezco también por perezosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario