miércoles, 14 de agosto de 2013

EL RESENTIMIENTO COMPLICA SUS RELACIONES CON OTRAS PERSONAS.


Quien tiene un resentimiento pierde mucho mas que aquél hacia el cual el
resentimiento va dirigido. Además del tiempo que le dedica a cultivar su odio
contra el otro, invierte su creatividad para planear mentalmente cómo
contestarle para que “le duela”, cómo hacerle saber que… “cómo mortificarlo,
cómo cobrarle lo que me hizo…” y le pone una gran pasión a su venganza o a
“sacarse esa espina” y, como si fuera poco, le dedica su persistencia: aún
aquellos que se llaman a sí mismos inconstantes son capaces de tener vivo un
resentimiento por muchos años.
No sólo a usted lo afecta su resentimiento, a las personas más queridas y
cercanas a usted, también les afecta. Ellas son las que en última instancia,
muchas sin tener nada que ver con este asunto, pagan su mal genio, sus
generalizaciones, su negativismo y su amargura. Usted daña sus ratos íntimos
con el recuerdo del otro y su gente más allegada sufre por usted o se apasiona
en contra del otro.
¿Se imagina todos los dolores que se habría evitado y toda la energía que
habría tenido libre para utilizarla en mejorar su vida hacia donde usted desea, si
no le hubiera invertido tanto a su resentimiento?
Cuando tenemos un resentimiento nos limitamos socialmente, obrando de
manera prevenida y hasta nos privamos de la relación con otros por el mismo
miedo de que “nos vuelva a suceder algo parecido”. Es tan destructivo el
resentimiento, que algunas personas, después de una relación dolorosa con su
pareja, deciden que nunca más se van a enamorar (se castigan a sí mismas).
También, hay quienes lo utilizan para probar a los amigos. Si no se ponen de su
lado, los consideran desleales y se distancias de ellos. En las relaciones
laborales sucede esto frecuentemente. Cuando alguien hace un comentario
crítico sobre el jefe o sobre otro compañero con quien tiene algún
resentimiento, espera que quienes lo escuchen lo apoyen y le den la razón.
Busca recoger adeptos para su causa y esto pone a los otros en una situación
que no desean y, a la larga, prefieren no frecuentar a esa persona. Esto también
se hace evidente cuando una pareja se separa: los amigos de ambos no saben
como comportarse, a cuál de los dos invitar y, a veces, acaban alejándose de
los dos para no quedar mal con ninguno.
Hay resentimientos muy profundos en los que la persona “alimenta” su
desgracia o su mala situación, supuestamente causada por el otro, para
mostrarles a todos el daño que esa persona le causó.
El resentimiento es como una bola de nieve: mientras más energía le
dediquemos, más va creciendo y más áreas de nuestra vida va
comprometiendo.
ACEPTE SU RESPONSABILIDAD EN EL HECHO.
Es indispensable recalcar que usted es el responsable de tener un resentimiento,
y así como pudo concentrarse en acrecentar el dolor y el sentimiento negativo
pensando más y más en eso y negando todo lo bueno de la relación, así mismo
tiene el poder y la capacidad de aminorarlo, reducirlo y olvidarlo,
concentrándose en todo lo bueno de la relación, o en lo positivo que sacó del
hecho, porque de cualquier manera, las consecuencias las recibe usted.
A muchas personas les sucede que, al aceptar su parte en el resentimiento que
habían guardado por tantos años, reconociendo que su responsabilidad estuvo
en abrigar las expectativas que tenían (en lo cual la otra persona no tuvo culpa
alguna), sienten ganas de correr a donde el otro y decirle lo equivocadas que
han estado al permitir que eso sucediera en su relación. Esta es una muestra de
que se liberaron de esa pesada carga que se habían impuesto a sí mismas
Lo más paradójico del resentimiento es que a quienes más herimos es
a quienes nos aman y no a la persona que resentimos.
porque, además de todo el dolor y la amargura que les causara la conducta de la
otra persona, estaban imponiéndose un nuevo dolor.

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