martes, 24 de septiembre de 2013

CARTA A LA MADRE DE UN JOVEN HOMOSEXUAL

9 de abril de 1935
PROF. DR. FREUD
Estimada Sra. [Borrado],
Entiendo por su carta que su hijo es homosexual. Estoy impresionado sobre todo por el hecho de que usted no menciona este término en su información sobre él. ¿Puedo preguntarle por qué lo evita? La homosexualidad ciertamente no es una ventaja, pero no es nada de qué avergonzarse, no es un vicio, no es degradación; no puede ser clasificada como enfermedad; la consideramos una variación de la función sexual, producida por cierto freno en el desarrollo sexual. Muchos individuos altamente respetables de tiempos antiguos y modernos han sido homosexuales, incluyendo muchos de los hombres más grandes (Platón, Miguel Ángel, Leonardo Da Vinci, etc.). Es una tremenda injusticia el perseguir la homosexualidad como un crimen. Y una crueldad también. Si no me cree, lea los libros de Havelock Ellis.
Al preguntarme si puedo ayudarle, usted se refiere, supongo, a que si puedo suprimir la homosexualidad y hacer que la heterosexualidad normal tome su lugar. La respuesta es, de modo general, que no podemos prometer lograrlo. En cierto número de casos logramos desarrollar los gérmenes malogrados de las tendencias homosexuales, que están presentes en cada homosexual; en la mayoría de casos ya no es posible. Es cuestión de las cualidades y la edad del individuo. El resultado del tratamiento no puede predecirse.
Qué análisis puedo hacer por su hijo es una línea diferente. Si él es infeliz, neurótico, agobiado por conflictos, inhibido en su vida social, el análisis puede traerle armonía, paz mental, eficiencia total, ya sea que siga siendo homosexual o cambie. Si usted decide que él debe hacer su análisis conmigo (no espero que así lo decida), él debe venir a Viena. No tengo intenciones de dejar este lugar. Sin embargo, no omita hacerme llegar su respuesta.
Sinceramente suyo con mis mejores deseos,
Freud
P.s. No me pareció difícil entender su letra. Espero que usted no encuentre más difícil entender mi inglés.

LA RELACIÓN CON UN ADICTO

Mantener una relación con un adicto no es fácil. La bebida o droga a la que está enganchado se convierte en el centro de su vida, y su pareja y familia acaba por pasar a un segundo plano, junto con cualquier otra cosa que no sea la adicción.
Conforme la adicción se va haciendo más intensa, el adicto deja de ser capaz de cuidar de su familia, de proporcionarles apoyo, escuchar sus problemas o atender sus necesidades.
Si tienes una relación de pareja con un adicto seguramente te sientes solo, todas las cargas familiares recaen ahora solamente sobre tus hombros y eres tú quien debe preocuparse por todo y encargarse de satisfacer las necesidades del resto de tu familia sin ayuda de tu pareja.
Si has crecido en una familia normal y sana, te darás cuenta de lo que está pasando, pero si te has criado con un adicto, seguramente veas esta situación como normal, familiar y conocida. Aún siendo dañina, te aporta cierta seguridad porque es lo que has conocido en tu infancia. Puede que pienses que es normal que no se tengan en cuenta las necesidades emocionales de los demás, que no esperes que tu pareja esté ahí para apoyarte cuando te sientas mal, para pensar juntos en solucionar y afrontar los problemas que surjan, o para consolarte cuando lo necesites, tal y como hacen las personas que mantienen una relación de sana. Tal vez sientas que falta algo, pero no tienes del todo claro de qué se trata. Lo que sucede es que tu pareja está físicamente pero no está emocionalmente para ti ni para vuestros hijos, y eso es lo que falta y lo que seguramente ha faltado siempre en tu vida.
La relación de codependencia
Conforme el adicto se vuelve cada vez más dependiente de la bebida o droga, también se vuelve más dependiente de ti. Dado que su principal preocupación es satisfacer su adicción, no se ocupará de cosas básicas, como el cuidado de la casa, comprar comida, alimentarse correctamente, pagar facturas, ocuparse de problemas de la vida diaria, llevar el coche al taller… Y tú te encontrarás cuidando de él o ella, llevándolo a la cama cuando lo encuentres borracho en el sofá o inventando excusas para justificar su conducta ante los demás y consolándole cuando se sienta deprimido.
De este modo, puedes llegar a establecer una relación de codependencia con tu pareja adicta, porque el adicto depende de ti para sobrevivir con su adicción, y tus necesidades emocionales no satisfechas encuentran una especie de sustituto en tu dedicación a cuidar de esa persona. Es decir, la dependencia que siente hacia ti te hace sentir que te necesita, y por tanto, que te ama. De ese modo satisfaces tu necesidad de conexión, intimidad y atención.
Pero la dependencia no es amor, es solo un falso sustituto que resulta destructivo para ambos, porque hace que la situación se mantenga, que el adicto siga siendo adicto y te siga necesitando. A su vez, tú sigues necesitando de su adicción, de su necesidad de ti.
El malestar emocional
Conforme pasa el tiempo y ves que nada cambia sientes ira y frustración. El adicto no hace nada por recuperarse o sus intentos fracasan una y otra vez. Te sientes decepcionado, engañado, cansado de promesas rotas y falsas esperanzas. Tus intentos por ayudarle no dan resultado, pues no es fácil ayudar a un adicto, pero aun así es posible que te sientas culpable e impotente por no poder cambiar la situación. Puede que incluso te acabes deprimiendo.
En algunos casos, el adicto puede ser agresivo o maltratar a su pareja. Si este es tu caso, puede que te culpes también por el abuso y te avergüences. Esto sucede porque las personas a menudo tienden a pensar que si alguien los maltrata es porque no son capaces de impedirlo y se sienten débiles o incompetentes, o incluso pueden pensar que lo merecen, porque sienten que valen muy poco como personas. Pero lo cierto es que cualquier persona en cualquier momento puede ser maltratada por otra y no hay más responsable de ese maltrato que aquél que lo lleva a cabo.
De este modo, la relación con un adicto puede minar tu autoestima y hacer que acabes teniendo problemas psicológicos de depresión o ansiedad. Cuanto más baja sea tu autoestima más te implicarás en esta relación de codependencia que perpetúa la situación. Si esto es lo que te está pasando, debes abandonar la relación de inmediato, pues es una relación destructiva.
La necesidad de control
En este tipo de relaciones suele suceder también que la pareja del adicto intente controlar al adicto como un modo de ayudarle. Controlas el dinero, el alcohol que entra en la casa, deseas saber dónde está tu pareja en cada momento, desconfías... Esto hace que el adicto se enfade, se sienta frustrado y te critique por ser demasiado controlador, por no confiar en él o ella, y te culpa de que vuestra relación vaya mal. No es raro que a veces esta necesidad de control se extienda a otras personas que hay en tu vida debido a que la estresante e incierta situación en que te encuentras hace que cualquier ambigüedad en tu vida te afecte especialmente y necesites controlarlo todo para aumentar tu sensación de seguridad y control sobre una vida que parece estar descontrolada a causa de la adicción.
Al final, la relación puede acabar rompiéndose, sobre todo cuando te das cuenta de que se ha vuelto demasiado destructiva y te está haciendo daño. Pero todo el daño causado, tu baja autoestima, tu sensación de fracaso o de culpa pueden seguir contigo, así como tu forma de relacionarte con los demás. Por este motivo, es posible que necesites la ayuda de un psicólogo para recuperarte y porque, si has pasado tu infancia con un padre o madre alcohólico, es posible que hayas aprendido un modo de relacionarte con los demás que te predisponga a relaciones de codependencia.
Incluso si la relación no es especialmente destructiva y deseas seguir con tu pareja, puedes necesitar ayuda para manejar el efecto que la relación tiene en ti. Es posible que necesites aprender a ser asertivo, a saber cómo lograr que tus necesidades emocionales se tengan en cuenta y se satisfagan, a identificar tus emociones correctamente, a manejar la ira y a manejar esa necesidad de control que puedes estar sintiendo.

COMO MANTER UNA RELACIÓN DE PAREJA DURADERA

Si has tenido varias relaciones de pareja que no han funcionado y te preguntas por qué, tal vez lo que necesitas es empezar a tener en cuenta algunos aspectos de ti y tu forma de relacionarte que no has tenido en cuenta hasta ahora. Estas son algunas claves que pueden servirte de ayuda para tener éxito en tu relación de pareja:
Conoce tus necesidades
Ciertas necesidades que son importantes para ti pueden estar interfiriendo en tu relación de pareja. Por este motivo, tener claro cuáles son es muy importante para poder tener una relación sana y satisfactoria. Por ejemplo, tal vez necesites que tu pareja esté muy pendiente de ti y lo comparta todo contigo, o puede que necesites libertad, independencia y ciertas dosis de soledad. O quizás sientes inseguridad y necesitas que te diga a menudo que te quiere. O bien, puedes necesitar tener tu propia vida, con amistades y actividades que ambos hagáis de manera independiente.
Muchas de estas necesidades serán totalmente sanas y razonables; otras pueden reflejar problemas en tu modo de relacionarte, miedos y ansiedades, pero todas ellas van a influir de un modo u otro en tu relación. Si las conoces, podrás explicárselas a tu pareja para que te entienda mejor y podrás trabajar en aquellas necesidades que no son demasiado sanas (como puede ser la necesidad de que tu pareja esté pendiente de ti en todo momento) para comenzar a cambiar.
Conoce tus miedos
Los miedos pueden interferir y sabotear el éxito de una relación o dar lugar a relaciones insatisfactorias. Por ejemplo, el miedo a estar solo (sin nadie que te quiera) puede hacer que acabes en una relación con alguien a quien no amas, y el miedo al compromiso puede hacer que pierdas para siempre a alguien a quien sí amas de verdad. El miedo a que te hagan daño puede hacer que no llegues a abrirte del todo a tu pareja y mantengas una distancia que impida el desarrollo de una verdadera intimidad y conexión con tu pareja. El miedo a ser traicionado puede convertirte en una persona celosa y malhumorada. Y así sucesivamente. Ser consciente de estos miedos te ayudará a enfrentarlos y superarlos.
Conoce tus expectativas
¿Qué esperas de tu relación y qué tipo de relación deseas? ¿Qué esperas de tu pareja y cómo esperas que se comporte contigo? ¿Qué es para ti inadmisible dentro de una relación de pareja? Conocer tus expectativas te ayudará a saber con más facilidad si la relación que has iniciado es la más adecuada para ti. Así mismo, podrás analizar si tus expectativas son realistas. Por ejemplo, esperar que tu pareja esté siempre bien contigo puede ser poco realista, porque todas las personas tienen un mal día de vez en cuando y están de mal humor con todo el mundo (y eso te incluye a ti). Esperar que tu pareja y tú hagáis todo juntos, también puede ser poco realista, pues tu pareja puede desear tener sus momentos de independencia. Igual que puede ser poco realista esperar que todo sea siempre maravilloso, que siempre recuerde todo lo que le dices, que siempre sepa lo que necesitas o que nunca jamás discutáis.
Aprende y cambia
Una relación de pareja puede ser una gran oportunidad para aprender muchas cosas acerca de ti, de tu forma de relacionarte, de tus problemas, creencias, valores y metas. Ese aprendizaje no solo te aportará una valiosa información acerca de quién eres, sino que te servirá para conocer mejor en qué aspectos necesitas cambiar o mejorar o qué características necesitas pulir un poco. En ese sentido, las quejas o críticas de tu pareja pueden ser constructivas si estás dispuesto a tenerlas en cuenta. Por supuesto, tu pareja no siempre tendrá razón al quejarse de algo o pretender que cambies algo, pero en otras ocasiones sí tendrá razón o parte de razón, y si eso te empuja a cambiar y ser mejor, la relación puede ser muy enriquecedora.
Si, además, tú y tu pareja habláis de vuestras necesidades, miedos y expectativas, empezaréis a conoceros mucho mejor, podréis hacer ciertos ajustes que consideréis necesarios y construir una relación mucho más sana y satisfactoria.

Las fases del amor obsesivo


Fase de atracción
Se produce una intensa y repentina atracción por la otra persona y un deseo de establecer una relación de inmediato, sin tener en cuenta su personalidad o posible compatibilidad. Confunden la atracción física inicial con amor y piensan que sus intensos sentimientos indican que están ante el amor de su vida, a pesar de que no conocen aún a esa persona.
Fase ansiosa
Si se ha logrado establecer dicha relación, ésta se caracteriza por una gran ansiedad, con miedo al abandono, celos y pensamientos de infidelidad. Existe un deseo intenso de estar en contacto frecuente con esa persona, ya sea personalmente o mediante llamadas o mensajes. El miedo a la pérdida y la desconfianza generan sentimientos de tristeza, depresión o ira, de manera que las emociones son variables y extremas, con sentimiento de intensa alegría cuando todo va bien y miedo, ansiedad, ira, celos, etc., cuando percibe algún problema o sucede algo que hace aflorar sus muchos miedos e inseguridades. La persona obsesionada intenta controlar la conducta de su pareja y no desea que mantenga contacto con otras personas, de manera que se corre el riesgo de que se produzca un maltrato psicológico. A veces se producen reacciones violentas si la otra persona empieza a negarse a las exageradas demandas obsesivas.
Fase obsesiva
Se produce una total pérdida de control, la obsesión llega a su punto máximo, así como las conductas de control obsesivo. La persona víctima de la obsesión se siente mal y empieza a alejarse, lo cual crea más ansiedad y deseo de control en su pareja. La persona obsesionada no puede dejar de pensar en la otra persona y demanda una atención constante, sus llamadas son muy frecuentes y envía numerosos mensajes a lo largo del día. Pueden producirse acusaciones infundadas de infidelidad, y conductas obsesivas como seguir a la persona al trabajo para asegurarse de que no va a otro lugar, registrar sus objetos personales, revisar sus mensajes, etc. Deseo de saber todo lo que hace la otra persona, donde está en cada momento del día y con quien. Puede llegar a producirse maltrato emocional y físico.
Fase destructiva
En esta fase tiene lugar la destrucción de la relación, que hace que la persona obsesionada se deprima tremendamente, con pérdida de autoestima, sentimientos de culpa, desprecio yodio hacia sí misma, así como ira o deseos de venganza. A veces, puede recurrir al alcohol, lasdrogas o el sexo como forma de consuelo o sentir deseos de suicidarse.
Características de las personas que llegan a una obsesión patológica
  • A menudo, han tenido infancias en las que se sintieron abandonados o fueron víctimas de abuso emocional, físico o sexual. Estas relaciones disfuncionales en la infancia les han podido impedir aprender patrones sanos de relación de pareja.
  • Tienen un miedo extremo a ser abandonados, reaccionando con gran miedo y ansiedadante el más mínimo indicio, real o imaginado de abandono. Este miedo les hace aferrarse con fuerza a su pareja.
  • Se enamoran con mucha rapidez, de manera que nada más conocer a alguien pueden creer que es el amor de su vida y desear estar con esa persona para siempre.
  • Pueden tener problemas para controlar sus emociones y tener emociones muy intensas, que varían con gran facilidad. Esto hace que el amor que sienten sea muy intenso, pero también la ansiedad, el miedo al abandono y otras emociones negativas que, dada su intensidad, se vuelven difíciles de controlar.
  • Algunas de estas personas pueden tener un trastorno límite de la personalidad.
Qué puedes hacer si sientes un amor obsesivo
Si la obsesión que sientes es algo más que la obsesión típica y normal que casi todo el mundo experimenta al inicio de una relación, lo primero que has de pensar es que tu forma de relacionarte a nivel de pareja no es sana y necesitas aprender modos más constructivos de relacionarte tanto contigo como con los demás. Probablemente tienes diversos temas emocionales que solucionar, tal vez relacionados con el abandono, abuso o maltrato en la infancia, problemas de ansiedad, depresión, baja autoestima, etc.
Por tanto, si tus relaciones se han caracterizado por este patrón obsesivo, acude a un psicólogo para solucionar estos problemas antes de entrar de nuevo en una relación. Ten en cuenta que todas tus relacione acabarán mal mientras no aprendas a relacionarte de un modo más sano y superes esta tendencia a la obsesión, miedos, inseguridades o viejos traumas que te impiden conseguir lo que más deseas: poder tener una relación estable con alguien que te ame de verdad.

sábado, 21 de septiembre de 2013

UNA EXPERIENCIA

Gracias por este excelente trabajo, soy hija de padre alcohólico y me siento muy identificada, de niña vi beber a mi padre cada vez peor hasta que el se fue con otra mujer y el alcoholismo fue peor mi madre estaba obsesionada con el y me obligaba a verlo o a intervenir cuando en realidad eso me hacia daño.Tengo problemas para relacionarme,siempre fui muy tímida y de baja autoestima.Ahora soy una mujer,que conocí los grupos para familiares de A-A. y todavía me cuesta desprenderme de el ya que la gente le da la espalda.Esta muy afectado psicologicamente, siempre me pide ayuda para todo y yo no puedo mas porque debo hacer mi vida,me siento triste pero se que no depende de mi que deje de beber.

ROLES - ¿QUE TIPO DE HIJO ERES?


Los indicadores característicos de que una familia esta funcionando bien es la coherencia, la comunicación y participación de cada uno de sus miembros en la dinámica familiar, cada quien tiene su función y los desarrolla en tiempo y formas característicos. 

Ante un desorden en el núcleo familiar cada uno de los miembros trata de reencausar sus funciones para volver al orden, como la primera característica es la falta de comunicación, cada uno realiza el esfuerzo según su entender y sentir, de manera inconsulta y en solitario. 

Los hijos de alcohólicos suelen representar diferentes roles en la dinámica familiar, es una manera de sobrellevar el malestar que implica la situación que viven. 

Ser hijo de alcohólicos no significa tener un signo distintivo, algo que a simple vista se perciba. Las personas que los rodean parecería que desconocieran cuál es la conducta esperada de un niño a cierta edad, y por lo tanto, llegan a valorizar como genialidades las conductas de los niños que resuelven situaciones no propias de su desarrollo evolutivo. Que una niña de nueve años limpie la casa, cocine y quede al cuidado de sus hermanos menores, no parece llamar la atención de nadie, pero es sabido que a los nueve años los niños deben tener menos responsabilidades y más protección de los adultos.

Según algunos autores básicamente se distinguen cuatro tipo de hijos durante al niñez; 
a) El responsable: este rol puede ser adquirido o impuesto, un niño puede tomar la iniciativa de preparar el desayuno antes de ir a la escuela para él y sus hermanos o bien ser obligado a hacerlo, ya sea porque el alcohólico este imposibilitado de hacerlo o porque el otro conyugue no se encuentre en el momento necesario. Asistir a reuniones de padres en representación de los padres o hacerse cargo de ayudar a sus hermanos en las tareas escolares, cargando con la presión de dejar de lado las propias horas necesarias de estudio y esparcimiento.
b) El adaptador: es aquel hijo que reconoce que uno de sus hermanos ha tomado el rol de responsable y representa el rol de adaptador, para él es más fácil vivir en el caos familiar, no intenta remediar ni intervenir en ninguna situación, sólo está allí. Acepta lo que ocurre, es un espectador que enfrenta lo que ocurre, cuando le toca. Sabe que las cosas ocurrirán de cualquier manera y que no podrá evitarlo. Parecería desconectado del grupo familiar, pasa desapercibido y muchas veces es visto como el hermano egoísta e irresponsable. Es aquel niño que no trasciende en los grupos, no sobresale en calificaciones pero tampoco es mal alumno, no llama la atención de nadie en su comportamiento. 

c) El conciliador: es el hijo más sensible, el más simpático, el más emotivo, el más comprometido con los acontecimientos cotidianos, podríamos decir que es el que puede ver los padeceres de los diferentes miembros de la familia y es quien de alguna manera trata de consolarlos, entenderlos, reducir las tensiones del hogar y resolver la tristeza, ira y temores que caracteriza a cada uno de los miembros de la familia. Es quien hace reír a la madre que llora, o quien ayuda al padre que se encuentra durmiendo en el piso.

d) El hijo de conducta inadecuada: es el que en realidad reacciona ante el caos de su hogar de la manera esperada, empieza a beber a corta edad, su rendimiento escolar es muy bajo o nulo, las amistades que elije son siempre de conducta problemática. Desorganizan su vida para distraer la atención hacia ellos evitando las miradas a la familia enferma. Cuando se trata de hijas de conducta inadecuada, son madres a muy corta edad o se alejan del hogar. 

Al llegar a la edad adulta todo hijo de alcohólico llega con deterioro de la salud mental, física, éstos, consecuencia de los traumas sufridos en la niñez y por la poca o tardía atención que se les da en la adultez. Es muy importante que cada uno realice un auto-examen para identificar qué tipo de hijo ha sido, lo que permitirá reconocer las áreas que han sido dañadas o reforzadas para confrontarlas.

Con ayuda se puede identificar la ira, el temor, el rencor por no haber sido protegido o alentado a enfrentarse a ciertas situaciones y más que nada a entender que no han sido responsables de situaciones que han resuelto solos por haber tenido que asumir roles que no les correspondía

¿Qué es el Síndrome de abstinencia alcohólica?


El estado de abstinencia alcohólica se refiere a un conjunto de síntomas que se pueden presentar debido a la interrupción repentina del consumo de alcohol, después de una ingestión crónica o prolongada.

El consumo de alcohol por un periodo prolongado de tiempo puede provocar dependencia física. Sin embargo, es importante tener en cuenta que aunque rara vez, puede suceder que la ingesta de cantidades muy importantes de alcohol aunque el periodo no sea tan prolongado, también puede generar dependencia física. Cuando el paciente que ha desarrollado dependencia suspende o incluso disminuye el consumo, sufre numerosas manifestaciones clínicas, que se conocen como síndrome de abstinencia.

El estado de abstinencia alcohólica generalmente se presenta en adultos, aunque también puede presentarse en los adolescentes. Esto sucede cuando una persona, que consume alcohol en exceso, suspende el consumo del alcohol repentinamente y los síntomas se presentan, por lo general, de 5 a 10 horas después de disminuir ingestión de alcohol, aunque también puede manifestarse 7 a 10 días después. Generalmente, se considera que el consumo excesivo de alcohol equivale al consumo de alrededor de tres litros y medio de cerveza o alrededor de medio litro de licor con alto contenido alcohólico por día, durante una semana o al uso habitual de alcohol que afecta la rutina diaria de una persona.

La probabilidad de desarrollar los síntomas de esta condición aumenta a medida que la ingesta de alcohol también aumenta y si la persona tiene otros problemas médicos, la probabilidad de desarrollar síntomas de abstinencia graves también aumenta.

Los síntomas psicológicos leves a moderados son:
-Nerviosismo
-Sensación de inestabilidad
-Ansiedad
-Irritabilidad o excitación fáciles
-Volatilidad emocional, cambios emocionales rápidos
-Depresión
-Fatiga
-Dificultad para pensar con claridad
-Pesadillas

Los síntomas físicos leves a moderados son:
-Dolor de cabeza general y pulsaciones
-Sudoración, especialmente en las palmas de las manos o la cara
-Náuseas
-Vómito
-Pérdida del apetito
-Insomnio, dificultad para dormir
-Palidez
-Frecuencia cardiaca rápida (palpitaciones)
-Las pupilas de los ojos de diferente tamaño (alargadas, dilatadas)
-Piel pegajosa
-Movimientos anormales
-temblor de las manos
-movimientos involuntarios anormales de los párpados

sábado, 14 de septiembre de 2013

CADA DIA

EL VALOR

FALTA DE FE

EL ÉXITO ES LA VOLUNTAD

Si piensas que estás cansado, lo estás.
Si piensas que no te atreves, no lo harás.
Si piensas que te gustaría ganar pero no puedes, no lo lograrás.
Si piensas que perderás, ya has perdido.
Porque en la vida encontrarás que el éxito comienza por la voluntad del hombre.
Todo está en el estado mental.
Porque muchas carreras se han perdido antes de haberse corrido.
Y muchos cobardes han fracasado antes de haber su trabajo empezado.
Piensa en grande y tus hechos crecerán.
Piensa en pequeño y te quedarás atrás.
Piensa que puedes y podrás.
Todo está en el estado mental.
Si piensas que estás aventajado, lo estás.
Tienes que pensar bien para elevarte.
Tienes que estar seguro de ti mismo antes de intentar ganar un premio.
La batalla de la vida no siempre la gana el hombre más fuerte o el más ligero.
Porque tarde o temprano, el hombre que gana es aquel que cree poder hacerlo.

PIENSA

ES FÁCIL ACEPTAR

ENCUENTRO EN EL CAMINO.

Desde el día que naciste empezaste a recorrer el Camino. Tus padres nunca te soltaron la mano hasta que creyeron que serías capaz de escoger qué Camino era el correcto para ti, pero no fue así.

Comenzaste por el de la derecha y aquel paisaje no te convenció. Miraste al de la izquierda y tras avanzar un par de pasos, caíste en tu error y decidiste volver atrás.

Ya sólo que el último Camino por descubrir, el que parece tan solitario y complicado. Antes de acercarte a él ya se ven los baches y las curvas y aún así estás dispuesto a continuar, en principio, a investigar hacia dónde lleva para ser tan difícil y que tan mala pinta tiene.

Sólo poner tus pies en él y ya han empezado a hundirse en el barro, pero Alguien ha tomado tu mano y tanto éste como los demás retos apenas parecen un juego de niños. Sigues adelante y llegas a un claro.


No estás solo, muchos otros Caminos nos han conducido hasta ahí. Ha salido el sol y todo está florecido.

Ahora sólo hay un único Camino por el que continuar, el Camino del Amor.

sábado, 7 de septiembre de 2013

ES DIFÍCIL ACEPTAR

ALCOHOLISMO CONTAGIO FAMILIAR


H.A.A. GANAN SU LIBERTAD


LOS MIEDOS.


NEURÓTICOS ANÓNIMOS.


PASO 12

Habiendo obtenido un despertar espiritual
como resultado de estos pasos,
tratamos de llevar este mensaje a otros codependientes,
y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos.

Se ha dicho que la espiritualidad es encontrar tu propio camino hacia DIOS. En Codependientes Anónimos, se nos han dado cuatro elementos para utilizar como guía y apoyo en nuestro camino espiritual – un Poder Superior, los doce pasos y las doce tradiciones, y la comunidad de CoDA.
Fue la comunidad CoDA la que primero atrajo a muchos de nosotros a nuestro programa de recuperación.     Lo que descubrimos fue a un grupo de gente que estaba aprendiendo a aceptar a todo mundo como eran, quienes estaban interesados en apoyarse uno al otro durante los buenos y los malos tiempos, y quienes animaban a sus compañeros a mejorar sus vidas.
Al beneficiarnos nosotros mismos en esta hermandad, así en las juntas como uno a uno, aprendimos como otros habían practicado el programa de CoDA:    Utilizamos esta información para trabajar cuidadosamente a través de los primeros once pasos y en el proceso empezamos a desarrollar y redesarrollar nuestro propio entendimiento de DIOS.
Mientras el tiempo pasaba y cada uno de nosotros trabajaba los doce pasos en el orden en que estaban escritos, nosotros descubrimos que habíamos cambiado.    Nuestro pensamiento, nuestras acciones y nuestros sentimientos eran diferentes de los que teníamos al comenzar nuestro viaje en CoDA.
Aun cuando todavía había mucho trabajo qué hacer, muchos de nosotros habíamos desarrollado Fe en un Poder Superior, Fe en el proceso de los doce pasos de recuperación, y Fe en la hermandad.
Nosotros sabíamos que funcionaba porque habíamos visto los resultados en nosotros mismos y en otros miembros de CoDA: “habiendo tenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos”.    Las primeras palabras de este paso eran frecuentemente dejadas de lado en nuestro empeño de “pasar el mensaje”.
Una vez que reflexionamos, sin embargo, pudimos ver que estas palabras describían precisamente la fundación de nuestra recuperación.    Llegamos a entender que como resultado de poner a trabajar los doce pasos en nuestras vidas, nos habíamos transformado – y que sin que importara lo que creíamos de nosotros mismos, mientras pusiéramos estos pasos en acción, el resultado sería nuestro despertar espiritual.
Antes de que pudiéramos compartir esta información con los demás, muchos de nosotros teníamos que hacernos algunas preguntas importantes:  ¿Qué es un “Despertar Espiritual” ?.,
¿Cómo puedo saber si he tenido uno?
Mientras trabajábamos los tres primeros pasos, muchos de nosotros empezamos a darnos cuenta que nuestro Poder Superior era alcanzare y amoroso.    Descubrimos que este Poder Superior podía hacer por nosotros cosas que nosotros no podíamos hacer por nosotros mismos.
Una simple Oración: “Hoy yo dejo mi vida y mi voluntad en tus manos”. Frecuentemente aliviaba nuestra ansiedad.    El hecho de que un problema insoluble también pudiera tener solución, usualmente en formas que no hubiéramos imaginado, aumentaba nuestra Fe en DIOS y en el proceso de los doce pasos.
Aun con muchos años de experiencia, muchos de nosotros seguíamos azorados con este fenómeno.     Muchos consideraban esta simple y profunda experiencia el principio de un despertar espiritual.
Los Pasos Cuarto al noveno nos presentaban con nosotros mismos.    Salimos de nuestros escondites y compartimos secretos incómodos con otra persona.     Hicimos nuestro juego piernas, cuando llegamos a los pasos sexto y séptimo, frecuentemente sin saber qué podíamos esperar.     Pudimos haber agonizado a través de los pasos octavo y noveno, preguntándonos como era posible que pudiéramos enfrentar algunas de las personas que habíamos dañado.
Cuando llegó el momento de hacernos reparaciones a nosotros mismos, muchos de nosotros tomamos la acción, aún cuando lo encontramos un poco extraño e incómodo.     Nosotros completamos los nueve primeros pasos y mientras que muchos de nosotros no vimos cambios espectaculares, si notamos sutiles diferencias en nuestro pensamiento y en nuestro comportamiento.
Para muchos el cambio fue una actitud más tolerante y relajada acerca de la vida en general.     Frecuentemente nos divertíamos más, aún cuando no lo habíamos planeado.      Pequeñas cosas que antes nos molestaban ahora pasaban sin que las notáramos, estábamos menos forzados a dar consejos, perder la calma, sentirnos derrotados, o a retroceder, sentirnos agradecidos y aún sorprendidos por cosas que antes dábamos por hecho, se hizo regla en lugar de la excepción.
Muchos de nosotros vimos este tipo de cambio como el proceso de un despertar espiritual.  
A través del décimo y onceavo pasos, nosotros incorporamos esta nueva manera de vivir en nuestras vidas diarias.
Después de alguna reflexión, nos dimos cuenta de que un despertar espiritual no era algo por lo que esperáramos o alcanzáramos; no era algo con lo que seríamos recompensados si seguíamos las reglas y éramos “buenos”.
En este caso un despertar espiritual era el resultado de trabajar los doce pasos en el orden en que ellos estaban presentados.      Nada podía ponerse en el camino de esto más que nosotros.

TRATAMOS  DE  LLEVAR  ESTE  MENSAJE
A  OTROS  CODEPENDIENTES

Viviendo este programa, un día a la vez, nosotros nos hicimos el mensaje que esperábamos llevar.       Nosotros compartimos nuestra experiencia, fuerza y esperanza con otros codependientes en las juntas de CoDA o cuando nos preguntaban por qué nosotros teníamos Fe en que el proceso de recuperación funcionaba para cualquiera que lo trabajara, no estábamos inclinados a rescatar a nuestros compañeros miembros de CoDA aún cuando nos sintiéramos incómodos con su situación.
Ofrecimos apoyo y ánimo, no consejo.      Nosotros comprendimos que nuestra manera de trabajar los pasos podría no ser la correcta para todo el mundo. Lo que era importante es que fuera la correcta para nosotros.
Nos estábamos haciendo lo suficientemente humildes para compartir con honestidad en las juntas uno a uno.     Cuando sentimos la alegría de nuestros éxitos compartimos esa alegría.    Si estábamos experimentando retos difíciles o sentimientos de desanimo, compartimos esas historias también, sabiendo que lo que necesitábamos oír podía venir de cualquiera, frecuentemente alguien más nuevo en el camino que nosotros. Ese era nuestro proceso, lo que hacíamos, más que nuestra personalidad lo que era el mensaje.
La manera en que “lo llevábamos” era estando donde pudiéramos compartir con otras personas.

Y  DE  PRACTICAR  ESTOS  PRINCIPIOS
EN  TODOS  NUESTROS  ASUNTOS

La frase final de este paso, nos recordaba que no podíamos separar nuestra espiritualidad del resto de nuestras vidas.    Los principios incorporados en los doce pasos y las doce tradiciones no eran el dominio privado de los salones de juntas de CoDA.
Estos estaban hechos para ser practicados en todos nuestros asuntos.    Mientras nosotros incrementamos nuestra dedicación a los pasos décimos y onceavo, poco a poco “practicando estos principios en todos nuestros asuntos” se hizo más natural. Nuestra meta era vivir de esta manera con todos, haciendo un esfuerzo especial en las relaciones que encontramos problemáticas.
Cuando nos equivocamos en cualquier área de nuestras vidas nos recordábamos que este era un programa basado en el progreso, no en la perfección.    Llegamos a considerar el programa CoDA como un regalo precioso porque nuestras vidas se habían mejorado tan notablemente por seguir estos principios.
Compartir este regalo especial con otros era la manera en que podíamos dar gracias al poder que nos había llevado a ello. Y haciendo esto, hemos continuado recibiendo el pago al mil por uno. En este momento yo doy gracias por mi despertar espiritual.      En este momento yo escojo vivir todos los principios de este simple programa.
Yo sé que toda la sabiduría trabajando a través de mí, tocará todo y yo conoceré el amor y comprensión de DIOS.     Yo estoy en paz.
Habiendo practicado cada uno de los doce pasos de Codependientes   Anónimos    en orden, estuvimos dispuestos a compartir con otros CODEPENDIENTES.
Por esto y por el continuo compromiso a trabajar estos pasos, nosotros estamos agradecidos.

PASO 11

Buscamos a través de la oración y la meditación
el modo de mejorar nuestro contacto consciente con Dios,
como nosotros lo entendamos,
orando solo para conocer la voluntad de Dios para nosotros
y el poder para seguirla
En el Tercer Paso hicimos la decisión de dejar nuestra voluntad y nuestras vidas al cuidado de nuestro Poder Superior, al estar trabajando en el Onceavo Paso, nos abrimos a la nutritiva luz que el contacto consciente con DIOS nos da.     Cuando estuvimos listos, nuestra vida diaria y nuestras relaciones podían reflejar la paz y la serenidad que vendría a nosotros de nuestro contacto consciente con DIOS.      Este paso nos invita a profundizar nuestro compromiso espiritual hecho en el Tercer Paso y nos sugiere beneficiarnos de la oportunidad de crecer en nuestro entendimiento íntimo de nuestro Poder Superior.
A través de un entendimiento más profundo del Onceavo Paso descubrimos que necesitábamos tomarnos un tiempo diaria y regularmente para la reflexión espiritual, método que podemos usar para hacernos conscientes de la voluntad de DIOS para con nosotros y los medios para encontrar la fuerza para llevarla a cabo.
Trabajando el Onceavo Paso nos fue dada una suspensión temporal de nuestros pensamientos y comportamientos codependientes aprendiendo la diferencia entre lo que nuestra voluntad podía ser para nosotros, la voluntad de otros para nosotros, la voluntad de DIOS y finalmente que nuestro Poder Superior no éramos nosotros mismos o alguna otra persona motivados por nuestro perfeccionismo y control.     Todo se se simplifica en reconocer si deseamos hacer nuestra voluntad o la voluntad de nuestro Poder Superior.
Buscaremos a través de la Oración y la Meditación mejorar nuestro contacto consciente con DIOS tal como cada uno de nosotros lo entiende.     Al principio, algunos de nosotros necesitábamos dirección ya que no tenemos claro en donde terminaba la oración e inicia la  meditación.    Orar es hablar con DIOS y meditar es escuchar la dirección de DIOS.
El como escoger meditar y orar es una decisión individual.     Porque nuestro contacto consciente con DIOS mejoraría constantemente, nuestros métodos podrían cambiar según crecíamos espiritualmente.
Algunos pueden preferir meditar solos.     Otros prefirieron compartir este tiempo con un ser amado o con un grupo, hubo algunos de nosotros que combinamos ambos.     Si no teníamos experiencia con oración y meditación, se sugirió que utilizáramos la oración de la serenidad.    Podíamos tomar algún tiempo encalma y leer y releer la oración lentamente, permitiendo el significado de cada frase que fuese revelado.    Esta sería nuestra preparación, la manera en que podríamos traer nuestra oración hacia el asunto en cuestión. Siguiendo eso, nos fue sugerido que pidiéramos a Dios que vaciara nuestras mentas de todo el ruido y cuchicheo.
Algunos de nosotros enfocaríamos nuestra atención en solo una parte de la oración o en alguna imagen que la oración evocara en nuestras mentas.      Otros pusieron atención en la quietud de ellos mismos.    Cada uno de nosotros descubrió su propia manera de meditar.    Orando solo para conocer la voluntad de DIOS para nosotros y el poder para llevarla a cabo.
Completamos el Onceavo Paso atendiendo la última frase del paso.     Algunos de nosotros indagamos este pedido con una pregunta:   DIOS ¿Cuál es tu voluntad para mi?
Nosotros claramente reconocimos que la que nosotros estábamos buscando NO era la oportunidad de hacer NUESTRA PROPIA voluntad.     Sino, más bien preguntamos sólo una cosa, el conocer la voluntad DE DIOS para nosotros y el poder para cumplirla.      Esta sería nuestra oración.
Mientras enfocamos nuestra atención en esta parte del onceavo paso una pregunta surgió “    ¿Cómo saber cuál es la voluntad de DIOS hacia mí? ”, esto era algo que muchos de nosotros habíamos reflexionado.     Se hizo una inquietud especial para nosotros cuando teníamos una decisión qué hacer.    Había muchas opiniones.
“La voluntad de DIOS para mi es que yo sea feliz, alegre, libre”.
“La voluntad de DIOS para mi es que yo trabaje en los doce pasos de recuperación de mi des-habilidad”.
“La voluntad de DIOS para mi es que yo tenga este trabajo, esta relación, este carro, esta experiencia”.
Lo que aprendimos era que no necesariamente la decisión para uno era la decisión para todos.    Y más importante, nos dimos cuenta que ninguna otra persona podía responder a esta pregunta por nosotros.    Era nuestro asunto descubrirlo.     Mientras continuábamos meditando y orando, haciendo esto una parte importante de nuestra experiencia diaria, nuestro sendero nos fue revelado.     Tal vez no lo fue en una experiencia dramática.
Rara vez era algún miembro de CoDA sorprendido por un repentino “relámpago espiritual ”.    De hecho  “El Mensaje venía muy recientemente en las formas menos esperadas por nosotros.
Algunos de nosotros encontramos que la voluntad de DIOS era la manera en que vivíamos nuestras vidas cuando estábamos en contacto consciente con nuestro Poder Superior.  Frecuentemente experimentábamos esto como la capacidad, paso a paso, de escoger relaciones más sanas.    Pudimos haber experimentado la voluntad de DIOS como una habilidad para aceptar todo lo bueno que viniera en nuestro camino.
Aun hubo entre nosotros aquellos que estaban aprendiendo a aclarar la diferencia entre conocerse a sí mismo y obsesionarse de sí mismo, creyendo que este nuevo entendimiento es la voluntad de DIOS.    En muchos casos encontramos que nuestras vidas solo se hicieron más fáciles de vivir, aun cuando las situaciones en que nos encontrábamos eran difíciles o confusas.
Algunos de nosotros en nuestra codependencia creíamos que podíamos utilizar el paso once para orar por alguna otra persona en nuestras vidas.    Tal vez queríamos “ayudar” o “cambiar” a esta persona para que se ajustara a nuestras propias necesidades, creyendo que nosotros sabíamos que era lo mejor para el o para ella.
En otros casos habíamos aprendido a orar por alguien a quien teníamos resentimientos, como la manera en que ese resentimiento sería removido. En este punto, había dos importantes preguntas que necesitábamos hacernos. “ ¿Acaso esta persona pidió mi ayuda? ”  “
¿Qué tiene que ver esto con la voluntad de DIOS para mi?”
Algunos de nosotros nos sentimos incómodos con estas preguntas, queriendo saber que posible daño podía haber en orar para otros, pronto descubrimos que el propósito de esta introspección era decidir si estábamos utilizando la energía de la oración de una manera codependiente, entrometiéndonos en lugar de orando.    Descubrimos que una manera más efectiva de orar por otros sería dejar ir y pedir a DIOS que se haga cargo de nosotros.
Nosotros no necesitábamos especificar cuál debería ser el resultado PARA la otra persona.
Más bien, podíamos escoger el pensar de los demás con amor y gratitud mientras los liberábamos en el cuidado de su poder superior.