lunes, 13 de enero de 2014

¿Qué hacer?


El primer paso para cambiar un hábito es aceptarlo.
Sin embargo, la aceptación es sólo nuestro punto de partida.
Necesitamos trabajar todos los días en el fortalecimiento del nuevo hábito, hasta que éste sustituya al anterior.

Haz una lista del costo que el perfeccionismo ha tenido en tu vida.

¿Qué cosas has dejado de hacer, por enfocarte en lograr la perfección en ciertas actividades?
¿Qué tan tenso, malhumorado o angustiado vives?
¿Te has vuelto un adicto al trabajo?
¿Duermes poco o mal, pensando en lo que tienes que hacer para mejorar tu trabajo u otras actividades?
¿No te das tiempo para comer bien, estar con tus amistades o familia o para descansar y divertirte?

No es fácil vernos a nosotros mismos para reconocer nuestra autoestima baja y aceptar nuestras debilidades y limitaciones.


Se necesita valor, pero puede ser la llave del éxito y el bienestar.

Revisa los errores que has cometido durante tu vida de adulto (seguramente no recordarás la mayor parte) y ve cuales han tenido consecuencias terribles.
La mayor parte de los errores que tememos cometer, no traen consecuencias muy negativas y si es necesario, podemos corregirlos.

Reconoce que cometer errores es una característica del ser humano.
Es imposible saber todo y hacer todo bien.

Recuerda que lo realmente valioso no es evitar los errores, sino aprender de ellos y sobreponerse y que tu valor personal no depende de tus logros.
Depende de lo que implica ser una persona:
Del potencial y las capacidades que todos los seres humanos tenemos:
Pensar, sentir, aprender, vivir con consciencia, relacionarnos, darle un sentido y un significado a nuestra vida, etc.

Analiza la diferencia entre tratar de mejorar, cuando nos es posible y tener que hacer las cosas perfectas.
Trata de analizar tus expectativas y de replantearlas.

Ante una situación que no resultó como querías, ¿puedes separar lo bueno de lo malo?
Haz una lista de tus limitaciones y acéptalas como una parte de ti, sin devaluarte por ello.

Establece metas que sean alcanzables para ti y no te compares con los demás.
Pon un límite razonable de tiempo y energía para el logro de tus objetivos.
Aprende a manejar la crítica de los demás y disminuye la propia.

Vive el momento presente.
Puedes tener un proyecto a mediano o largo plazo y trabajar en él, pero no permitas que tu mente viaje por el mundo de "y si":
Y si no resulta como deseo.
Y si fallo, ¿qué va a decir…?
Etc.

Recuerda que no eres lo que haces.
Eres una persona que hace algunas cosas bien, otras regula y algunas mal, como todos los seres humanos en este mundo. 

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