viernes, 7 de septiembre de 2012

Ser hijo de alcohólicos

¿Cuántas veces hemos visto en diversas películas cómo el hijo del borracho del pueblo es rechazado o señalado por los lugareños?, y cómo éste, ante esta circunstancia, se esconde, desea ser invisible, finge que no pasa nada, es muy responsable o se vuelve “un problema” . Mientras observamos estas escenas, ¿cómo nos sentimos? Si crecimos en un hogar alcohólico seguramente, con pañuelo en mano, nos la pasaremos moqueando todo el filme. Tal vez nos sintamos asustados o enojados ¿quién se atrevió hablar de nuestra vida? Vivir en un hogar de este tipo no es fácil, es muy doloroso y en el camino hay muchas pérdidas. De la autoestima, la confianza, la ingenuidad, la niñez … Los que crecen con una familia de este tipo suelen ser inseguros y miedosos. Aprenden a no percibir. Muchos, con el tiempo, llegan a ser adictos al alcohol, las drogas, la comida o las relaciones destructivas. Generalmente, son codependientes, es decir, giran alrededor de las emociones de otras personas. Si por ejemplo, alguien cercano a ellos está enojado, creen que es por su culpa, entonces harán lo que sea con tal de que esa persona cambie su estado de ánimo. También son codrogadictos o coalcohólicos. Lo que significa que tienden a involucrarse afectivamente con personas adictas al alcohol o las drogas. (Aunque también pueden hacerlo con gente adicta a la comida, al sexo o un enfermo emocional). Generalmente, los hijos de los alcohólicos, quieren ser los “salvadores” del mundo, por tanto, ayudan a todos, a costa incluso; de su bienestar emocional. Algunos suelen vivir al límite de sus emociones. Son controladores; leales hasta el extremo, pesimistas, impulsivos e instintivos. Muy responsables o demasiado irresponsables. Carecen de fortaleza, por lo que cualquier viento los derrumba. Muchos de ellos no concluyen sus proyectos. Tienen dificultad con la diversión. Se juzgan con gran dureza. Piensan que no merecen ser felices. Tienen terror al abandono. Algunos de ellos fueron víctimas de abuso sexual, maltrato físico y abandono emocional. Un mundo rosa En teoría, la familia, es el grupo de personas que nos dan amor, protección, aceptación y seguridad. En la alcohólica nada más lejano. Ésta limita y controla las acciones y las emociones de cada uno de los individuos. Los niños y los adultos viven como bien lo ilustran los personajes de la película “Coraline” , con botones en los ojos. Ya sea para no ver la realidad o verla según sus “necesidades”. Sus miembros están inmersos en un microuniverso, donde hay reglas que nunca se rompen, donde nadie nuevo puede entrar ni nadie que esté adentro puede salir. Donde aparentemente todo está bien. El miedo es uno de los principales invitados. Características de los hogares alcohólicos: 1.-Son inflexibles: no se adaptan fácil al cambio ni permiten a sus miembros hacerlo. A medida que el consumo y la ingobernabilidad del enfermo alcohólico aumenta, su comportamiento se vuelve más impredecible. Para adaptarse a esta vida la familia pone normas rígidas a los miembros no alcohólicos de la casa para evitar el caos. 2.-Guardan silencio: nunca hablan de lo que está pasando ni de lo que cada uno de ellos siente. Los padres no quieren enfrentar la realidad y ver el dolor que están causando porque entonces tendrían que cambiar y esto va en contra de su regla de rigidez. Al no tener con quien hablar y nadie adulto que le explique, el niño se ve forzado a interpretar lo que pasa en su hogar. 3.- Viven en la negación: la familia no acepta tener ningún problema. Los niños están confusos, se les hace creer que lo que ellos ven, oyen y sienten, no es verdad. No sólo les piden que ignoren el comportamiento enfermizo, sino que lo vean como “normal”. Es por esto que como adultos tienen dificultades de saber lo que es real o aceptable; pierden confianza en sí mismos. 4.- Tienden a aislarse: los miembros se apegan unos a otros, pero sin intimidad. Esos hijos … La doctora Claudia Black, terapeuta especialista en trabajar con las familias de los adictos, conferencista, autora de libros como “Esto no me sucederá. Hijos adultos de alcohólicos” , miembro del Servicio Mundial de los grupos Al-Anon y Alateen, afirma que los hijos de los alcohólicos se pueden clasificar en cuatro categorías: 1.- El Responsable: sustituye las funciones del padre o la madre alcohólico. Es exitoso profesional y económicamente. Como alcanza sus metas con facilidad no encuentra por qué vivir y puede refugiarse en el alcohol. 2.- El Adaptador: su vida emocional y afectiva tiende a parecerse a la montaña rusa, le gusta la acción, va de un extremo a otro, del dinero a la escasés, de la tristeza a la alegría. Llega a ser alcohólico social. 3.- El conciliador: juega el papel de víctima. Se siente culpable de todo. Puede ser un bebedor problema. 4.- El sobreviviente: pocos hijos ocupan este grupo. No se tornaron alcohólicos y tampoco se casaron con adictos. Cualquier persona que haya crecido en un hogar alcohólico, vive con un profundo dolor emocional, pero no obstante, una vez que busca ayuda e inicia un camino hacia la recuperación, su vida puede tornarse útil y productiva. Fomenta su autoestima, y desarrolla amor y crecimiento espiritual. La Asociación Médica Americana ha reconocido el alcoholismo es una enfermedad que puede ser controlada pero no curada. Ésta no sólo daña al que toma, sino a todos los que lo rodean, pues aunque sólo uno de los integrantes ingiere licor, los demás miembros reaccionan ante esta situación y al hacerlo, dañan sus emociones. Características de los hijos adultos de los alcohólicos 1.- No confían en nada ni en nadie, ni siquiera en ellos mismos. 2.- No hablan de lo que les está pasando. No saben qué quieren, qué piensan ni qué sienten. No saben poner límites. 3.- Tienden a la depresión y gustan de la soledad. Se sienten frustrados y desesperados. 4.- Se sienten culpables de todo lo que pasa o no pasa o se sienten responsables por lo que hacen los demás. Constantemente esté pensando en cómo ayudar a otro, especialmente, un adicto. 5.- Tienden a controlar las conductas de otras personas o las situaciones en las que se encuentran. 6.- Se sienten avergonzados de ser quienes son y de la familia de la que provienen. 7.- Se sienten atraídos por situaciones caóticas, inciertas y especialmente dolorosas (porque estos fueron los patrones en su hogar). 8.- El miedo, la ira, el perfeccionismo, la angustia y la negación son sus mayores aliados. 9.- Son obsesivos. 10.- Buscan constantemente el amor y la aprobación. 11.- No reconocen sus logros. 12- Se aislan. 13.- Atraen y buscan a gente conflictiva. Suelen vivir relaciones destructivas y codependientes. 14.- Se autocompadecen o son los rescatadores del bebedor (inventan disculpas para encubrirlo o se ocupan de sus responsabilidades). En vista de que el proceso de recuperación de los hijos adultos de alcohólicos es frecuentemente largo y difícil, es imperativo recurrir a la educación, al apoyo emocional y a la orientación profesional. La lectura de libros con temas al respecto, la terapia individual y de grupo Al-Anon, Hijos Adultos, Alateen pueden ayudarte a iniciar un proceso de recuperación. Estos grupos, brindan apoyo y comprensión a los familiares y amigos de los bebedores problemas. Son gratuitos y siempre hay uno cerca de ti.

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