sábado, 7 de septiembre de 2013

PASO 11

Buscamos a través de la oración y la meditación
el modo de mejorar nuestro contacto consciente con Dios,
como nosotros lo entendamos,
orando solo para conocer la voluntad de Dios para nosotros
y el poder para seguirla
En el Tercer Paso hicimos la decisión de dejar nuestra voluntad y nuestras vidas al cuidado de nuestro Poder Superior, al estar trabajando en el Onceavo Paso, nos abrimos a la nutritiva luz que el contacto consciente con DIOS nos da.     Cuando estuvimos listos, nuestra vida diaria y nuestras relaciones podían reflejar la paz y la serenidad que vendría a nosotros de nuestro contacto consciente con DIOS.      Este paso nos invita a profundizar nuestro compromiso espiritual hecho en el Tercer Paso y nos sugiere beneficiarnos de la oportunidad de crecer en nuestro entendimiento íntimo de nuestro Poder Superior.
A través de un entendimiento más profundo del Onceavo Paso descubrimos que necesitábamos tomarnos un tiempo diaria y regularmente para la reflexión espiritual, método que podemos usar para hacernos conscientes de la voluntad de DIOS para con nosotros y los medios para encontrar la fuerza para llevarla a cabo.
Trabajando el Onceavo Paso nos fue dada una suspensión temporal de nuestros pensamientos y comportamientos codependientes aprendiendo la diferencia entre lo que nuestra voluntad podía ser para nosotros, la voluntad de otros para nosotros, la voluntad de DIOS y finalmente que nuestro Poder Superior no éramos nosotros mismos o alguna otra persona motivados por nuestro perfeccionismo y control.     Todo se se simplifica en reconocer si deseamos hacer nuestra voluntad o la voluntad de nuestro Poder Superior.
Buscaremos a través de la Oración y la Meditación mejorar nuestro contacto consciente con DIOS tal como cada uno de nosotros lo entiende.     Al principio, algunos de nosotros necesitábamos dirección ya que no tenemos claro en donde terminaba la oración e inicia la  meditación.    Orar es hablar con DIOS y meditar es escuchar la dirección de DIOS.
El como escoger meditar y orar es una decisión individual.     Porque nuestro contacto consciente con DIOS mejoraría constantemente, nuestros métodos podrían cambiar según crecíamos espiritualmente.
Algunos pueden preferir meditar solos.     Otros prefirieron compartir este tiempo con un ser amado o con un grupo, hubo algunos de nosotros que combinamos ambos.     Si no teníamos experiencia con oración y meditación, se sugirió que utilizáramos la oración de la serenidad.    Podíamos tomar algún tiempo encalma y leer y releer la oración lentamente, permitiendo el significado de cada frase que fuese revelado.    Esta sería nuestra preparación, la manera en que podríamos traer nuestra oración hacia el asunto en cuestión. Siguiendo eso, nos fue sugerido que pidiéramos a Dios que vaciara nuestras mentas de todo el ruido y cuchicheo.
Algunos de nosotros enfocaríamos nuestra atención en solo una parte de la oración o en alguna imagen que la oración evocara en nuestras mentas.      Otros pusieron atención en la quietud de ellos mismos.    Cada uno de nosotros descubrió su propia manera de meditar.    Orando solo para conocer la voluntad de DIOS para nosotros y el poder para llevarla a cabo.
Completamos el Onceavo Paso atendiendo la última frase del paso.     Algunos de nosotros indagamos este pedido con una pregunta:   DIOS ¿Cuál es tu voluntad para mi?
Nosotros claramente reconocimos que la que nosotros estábamos buscando NO era la oportunidad de hacer NUESTRA PROPIA voluntad.     Sino, más bien preguntamos sólo una cosa, el conocer la voluntad DE DIOS para nosotros y el poder para cumplirla.      Esta sería nuestra oración.
Mientras enfocamos nuestra atención en esta parte del onceavo paso una pregunta surgió “    ¿Cómo saber cuál es la voluntad de DIOS hacia mí? ”, esto era algo que muchos de nosotros habíamos reflexionado.     Se hizo una inquietud especial para nosotros cuando teníamos una decisión qué hacer.    Había muchas opiniones.
“La voluntad de DIOS para mi es que yo sea feliz, alegre, libre”.
“La voluntad de DIOS para mi es que yo trabaje en los doce pasos de recuperación de mi des-habilidad”.
“La voluntad de DIOS para mi es que yo tenga este trabajo, esta relación, este carro, esta experiencia”.
Lo que aprendimos era que no necesariamente la decisión para uno era la decisión para todos.    Y más importante, nos dimos cuenta que ninguna otra persona podía responder a esta pregunta por nosotros.    Era nuestro asunto descubrirlo.     Mientras continuábamos meditando y orando, haciendo esto una parte importante de nuestra experiencia diaria, nuestro sendero nos fue revelado.     Tal vez no lo fue en una experiencia dramática.
Rara vez era algún miembro de CoDA sorprendido por un repentino “relámpago espiritual ”.    De hecho  “El Mensaje venía muy recientemente en las formas menos esperadas por nosotros.
Algunos de nosotros encontramos que la voluntad de DIOS era la manera en que vivíamos nuestras vidas cuando estábamos en contacto consciente con nuestro Poder Superior.  Frecuentemente experimentábamos esto como la capacidad, paso a paso, de escoger relaciones más sanas.    Pudimos haber experimentado la voluntad de DIOS como una habilidad para aceptar todo lo bueno que viniera en nuestro camino.
Aun hubo entre nosotros aquellos que estaban aprendiendo a aclarar la diferencia entre conocerse a sí mismo y obsesionarse de sí mismo, creyendo que este nuevo entendimiento es la voluntad de DIOS.    En muchos casos encontramos que nuestras vidas solo se hicieron más fáciles de vivir, aun cuando las situaciones en que nos encontrábamos eran difíciles o confusas.
Algunos de nosotros en nuestra codependencia creíamos que podíamos utilizar el paso once para orar por alguna otra persona en nuestras vidas.    Tal vez queríamos “ayudar” o “cambiar” a esta persona para que se ajustara a nuestras propias necesidades, creyendo que nosotros sabíamos que era lo mejor para el o para ella.
En otros casos habíamos aprendido a orar por alguien a quien teníamos resentimientos, como la manera en que ese resentimiento sería removido. En este punto, había dos importantes preguntas que necesitábamos hacernos. “ ¿Acaso esta persona pidió mi ayuda? ”  “
¿Qué tiene que ver esto con la voluntad de DIOS para mi?”
Algunos de nosotros nos sentimos incómodos con estas preguntas, queriendo saber que posible daño podía haber en orar para otros, pronto descubrimos que el propósito de esta introspección era decidir si estábamos utilizando la energía de la oración de una manera codependiente, entrometiéndonos en lugar de orando.    Descubrimos que una manera más efectiva de orar por otros sería dejar ir y pedir a DIOS que se haga cargo de nosotros.
Nosotros no necesitábamos especificar cuál debería ser el resultado PARA la otra persona.
Más bien, podíamos escoger el pensar de los demás con amor y gratitud mientras los liberábamos en el cuidado de su poder superior.

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