sábado, 7 de septiembre de 2013

LO DIFÍCIL ES ACEPTARLO.

La Codependencia es una enfermedad que deteriora nuestro espíritu. Afecta nuestras vidas personales: nuestras familias, nuestros hijos, amigos y parientes; nuestros negocios y carreras; nuestra salud, y nuestro crecimiento espiritual. Es debilitante, y si se deja sin tratamiento, ocasiona que nos volvamos aún más destructivos con nosotros mismos y con los demás. Muchos llegamos al punto en el que tenemos que buscar el apoyo de otras personas.
Vivimos en los extremos en vez de vivir en equilibrio. Sufrimos nosotros y nuestras parejas, nuestros hijos y nuestros amigos a causa de nuestras conductas. Nuestras relaciones se estancan, se deterioran o se destruyen.
Llegamos a aceptar nuestra incapacidad de mantener relaciones sanas y nutritivas con nosotros mismos y con los demás. Comenzamos por reconocer que la causa radica en patrones destructivos que hemos tenido durante mucho tiempo en nuestra vida. Hemos encontrado que estos patrones entran en cinco categorías generales: patrones de negación, patrones de baja autoestima, patrones de conformidad, patrones de control y patrones de evasión.

¡Creemos que la recuperación comienza con un honesto autodiagnóstico! La prueba de fuego esta en concluir que se es Codependiente, luego, iniciamos el Camino de la recuperación, con altos y bajos, pero al estar claros, que así no se puede continuar “sobreviviendo”, asumimos la responsabilidad de amarnos y desapegarnos de las falsas creencias de que somos “indispensables” en la vida de los demás, que todo gira a nuestro alrededor, y que nada puede hacerse bien si no participamos en ello. Dejamos de “batallar” con la necesidad de control que nos acompaña desde siempre, soltamos a las personas, nos desentendemos de la figura “heroica” que nos ha acompañado muchísimo tiempo. Nos damos cuenta que la vida es para disfrutarla sanamente, y que “podemos y merecemos” ser felices.

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