miércoles, 22 de agosto de 2012

La tarea de los grupos de adictos anónimos

 El tema del alcoholismo ha sido frecuentemente utilizado en muchísimas películas,  que mucho han servido a la comunidad para entender mejor el sufrimiento que este problema ocasiona en la vida del afectado y en el de sus relaciones. Estos filmes que tratan la historia de Bill Wilson y la de su esposa Lois, son “biopic”1 basados en la vida real de estas personas con las salvedades propias de una película. Por eso quizás se encuentre diferencia entre ambos en ciertas situaciones donde están involucrados algunos personajes secundarios, pero en línea general, ambos han respetado bastante la los principales datos históricos.
Lo más importante de rescatar entre los hechos que relatan estos dos filmes, por lo que significó no tan sólo para el tratamiento del alcoholismo y otras patologías médicas que ni siquiera eran consideradas como tal por la ciencia de aquella época, fue la búsqueda a partir de los propios afectados de una solución a su problemática.
Estas historias suceden en un momento histórico, en que el alcoholismo era un verdadero problema sanitario, pero sin embargo los pacientes alcohólicos no recibían ninguna respuesta efectiva de la medicina tradicional. Muchas veces eran considerados por los propios médicos como casos perdidos y en las internaciones simplemente se les trataba por las consecuencias a su salud: accidentes, daños orgánicos o siquiátricos, situaciones de agresión y violencia y apenas se les daba algo para tranquilizarlos y mejorar un poco su estado general. Un personaje de estas películas, el Dr. Silkood, quien fue uno de los primeros médicos en pensar que el alcoholismo era una enfermedad, ya que por entonces se lo consideraba más como una patología moral. Frente a esta mirada de la comunidad científica, sus familiares tenían el mismo pensamiento negativo y, permanecían a su lado sin saber cómo ayudarlos, como quien acompaña a una persona con una enfermedad irreversible, sobre la que nada puede hacerse sino esperar su desenlace fatal.
Los grupos de Alcohólicos Anónimos son representativos de las nuevas estrategias de autoatención que comenzaron con fuerza a partir de esta institución. Detrás de la misma subyacen varios paradigmas y estrategias exitosas.
La primera y la más importante fue pensar que es posible obtener las curación de un adicto, cualquiera sea el estado al que haya llegado siempre se puede mejorar su vida y la de sus relaciones, si el adicto acepta cumplir con las bases del programa seriamente. Paradójicamente esta agrupación considera que cuanto más avanzada está la enfermedad y más bajo ha llegado el adicto en su vida, más cerca está de darse por vencido y reconocer que ha perdido el control, que sólo no ha podido lograrlo y necesita ayuda.
El segundo aspecto innovador fue la forma de tratamiento. Se consideraba como terapéutico poder unirse entre iguales y compartir su situación con diferentes propósitos; ya sea abrirse a la esperanza de una recuperación al ver otros afectados que pudieron lograrlo, obtener comprensión con otras personas afines que sentían los mismos miedos y dudas, reconocer debilidades o compartir estrategias exitosas. Sin dudas el programa es muy efectivo, ya que permitió un gran número de remisiones en todo el mundo, en forma casi gratuita para el afectado y su familia, apenas una mínima donación para el mantenimiento de las reuniones.
Una de las razones del éxito de este abordaje es el concepto de ”sólo por hoy” donde se le pide al adicto que no piense todo el esfuerzo que va a tener que realizar durante toda su vida para mantenerse sobrio, sino que vaya abordando uno a uno, los problemas de cada día de su recuperación. Se le pide que sólo realice el esfuerzo de pensar que ese simple día va a mantenerse sobrio y al día siguiente  tendrá que volver a esforzarse en hacer lo mismo y así cada día, paso a paso. Por eso el adicto de estos grupos cuenta los días que mantuvo su sobriedad como un logro muy importante, cada día es un éxito.
El tercer aspecto exitoso fue descubrir que la forma de permanecer sobrio a través del tiempo, estaba en la realización del servicio, en ayudar a otros a que iniciaran su recuperación. Además del aspecto espiritual profundo que tiene la acción de ayudar al prójimo, desde otro lugar más pragmático, esa cuestión permitió que pudieran automantenerse las agrupaciones, gracias a la ayuda de los pacientes recuperados. A su vez, esta tarea lograba mantenerlos unidos al programa, recordándoles en forma permanente que mal estaban cuando aún permanecían en las garras de la adicción, y que diferente era vivir en sobriedad. Mediante la acción del padrinazgo de un adicto, escuchando los problemas que también habían sido suyos alguna vez, continuaban trabajando su propio mantenimiento de la recuperación obtenida.
Un punto importante dentro de este paradigma terapéutico y que lo diferencia de la medicina complementaria, es su relación con la medicina oficial con quien esta agrupación estuvo unida desde sus inicios fundacionales. Además en ninguno de estos grupos, se realiza ninguna indicación médica, salvo el consejo de realizar la consulta con un profesional, ni en el de Alcohólicos Anónimos, ni en los que de él derivaron. No se investigan las causas ni las características del problema, solo se le enseñan herramientas y estrategias para cumplir con el compromiso de la abstinencia.
Esta situación de respeto de sentirse simplemente colaboradores unidos al médico fue clara desde su fundación. Bill W se unió a un profesional de la salud también alcohólico para iniciar su idea y su famoso libro azul fue prologado por un especialista. Entendía claramente que no era su idea oponerse ni criticar a la medicina oficial, sino buscar otra alternativa que sumada a esta atención, fuera útil a los enfermos.
Por este hecho muchos grupos de Alcohólicos Anónimos funcionan en los propios hospitales, algunos profesionales son invitados a dar charlas en los eventos multitudinarios que a veces se realizan y los mismos médicos son los que le recomiendan a los pacientes que asistan a estos grupos, dado que en ellos se realiza una función de apoyo permanente, que ningún médico podría dar en forma tan personal, por lo que no compiten en su tarea.
Posteriormente otro aspecto de avanzada desde el punto de vista científico, fue considerar como vulnerables a las personas cuya vida estaba relacionada con la del alcohólico, y comenzar con ellas un programa de atención similar al del enfermo. Esta situación inclusive permitió reconocer los síntomas que estas personas presentaban debido a las consecuencias de esta patología adictiva en sus padres o familiares. En la segunda película que trata de la vida de Lois Wilson, se representa claramente este tema, ya que ella comienza a reunirse con las esposas de los alcohólicos. Pero las alteraciones pueden ser sufridas por cualquier familiar o relación, no tan solo del alcohólico, sino en forma similar de cualquier otro adicto o inclusive de un enfermo grave, situación en la que actualmente la medicina reconoce que también el conviviente puede estar seriamente afectado (Foto 3).
Estos familiares merecen ser tratado preventivamente aunque aún no tuvieran síntomas evidentes, porque la probabilidad de que estos aparezcan en un futuro es bastante grande. Aunque las primeras reuniones comenzaron ya en 1939 en la propia casa de Lois W., fue en 1951 cuando junto con Anne B. fundan Al-Anon. La primera Oficina de Servicio Mundial abrió sus puertas en Nueva York para brindar servicio a 87 grupos en los EE. UU., Canadá, Australia, Sudáfrica e Irlanda. Gracias a esta decisión se pudo conocer más sobre las afecciones que podrían desarrollarse en estas personas y prevenir consecuencias más graves. Al descubrir luego los importantes efectos que se producían en los niños y jóvenes hijos de alcohólicos2, se creó el grupos de Al-Ateen para que pudieran trabajarlos entre personas de su misma edad y con experiencias de vida semejantes. Recién hace pocos años la medicina comienza a revisar seriamente el aumento de la morbilidad y la mortalidad de familiares de adictos y también de otros enfermos crónicos graves.

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